Cada piel necesita su propia protección: ¡esa es la regla de oro para un verano sin estrés! Pero, ¿cómo elegir tu protector solar?
Antes de exponerse al sol, es fundamental protegerse. En teoría, un factor de protección solar de 50 aumentaría el tiempo de exposición sin riesgo de quemaduras solares en un factor de 50, en comparación con la piel sin protección.
Pero bueno, la teoría no es suficiente... ¡En la práctica es más complicado!
Porque esta cifra solo es válida si cada centímetro cuadrado de piel se cubre con 2 mm de crema y si se controla la intensidad de los rayos. En segundo lugar, diversos parámetros externos pueden afectar la eficacia del producto, en particular el tipo de piel.
Para saber qué protección solar adoptar, es necesario determinar tu fototipo.
Este fototipo te permite estimar tu capacidad de broncearte y la mejor forma de protegerte.
Hay 6 fototipos, clasificados de piel más clara a piel más oscura.
Por lo tanto, la piel clara requiere una mayor protección UV que la piel oscura.
Sin embargo, no basta con tener el factor de protección solar adecuado; también es necesario aplicarlo eficazmente. Además, preste atención a las zonas más expuestas del cuerpo, como la nariz y las orejas.