¿Cuántas personas afirman que nuestra apariencia es mucho más importante que nuestras calificaciones? ¿Se equivocan? ¿Podemos realmente afirmar que a alguien atractivo le irá mejor que a alguien menos atractivo?
Nada es nuevo, ya que desde la antigüedad griega somos víctimas y vectores de un mismo presupuesto: lo bello es bueno. Aún hoy, todo el mundo lo piensa y nadie quiere creerlo.
La belleza es un capital humano que el mercado laboral reconoce económicamente. Así demostrado, la dictadura que nos imponen las apariencias, como la tiranía mediática y social que sufrimos, se nos aparecen en lo fundamentalmente injusto.
¿La belleza como formidable herramienta de discriminación social? Comunicación de medicina o cirugía estética